Política

La tormenta perfecta de la derecha neoliberal y una propuesta de respuesta popular

La tormenta perfecta de la derecha neoliberal y una propuesta de respuesta popular

Manifiesto popular en repudio de los comunicadores de la oligarquía - Autoformación y Empoderamiento

Estado y pueblo unidos en una sinergia imprescindible

La fortaleza y eficacia política de un Estado que actúa a favor de los intereses de la nación y el pueblo se sostiene en dos pilares fundamentales, que están dialécticamente relacionados: 1) Un gobierno que trabaje a favor de los valores e intereses del país y su pueblo y 2) Un pueblo empoderado, por lo tanto, con capacidad para incidir, controlar y apoyar a dicho gobierno. Aquí se evidencia la importancia del empoderamiento del los pueblos, el que comienza en la formación política de los sujetos populares.

Los gobiernos de sesgo nacional y popular son responsables de promover el empoderamiento del pueblo, el que comienza con su alfabetización política. A su vez, los pueblos son responsables de que los gobiernos representen realmente los valores e intereses del pueblo. Es evidente que sin el poder del pueblo los gobiernos de sesgo nacional y popular no pueden sostenerse frente a la desestabilización continua que motoriza el poder real. Por eso, ambos, el Estado y el pueblo, están llamados a practicar una sinergia que los potencie a ambos en aras del desarrollo soberano de la nación. Y estas ideas, por supuesto, se sostienen en la realidad de sometimiento a la geopolítica de Washington[1] que vivimos los países de la región de América latina y el Caribe.

El continuo boicot destituyente del bloque de poder oligárquico

Los Estados que no son incididos, controlados y apoyados por sus pueblos, corren el riesgo de convertirse en Estados bobos, corruptos e ineficaces. Además, le sirven de coartada a las derechas neoliberales para denostarlos frente a la opinión pública que ellas mismas construyen con sus medios de comunicación concentrados. El deseo perverso de la derecha neoliberal, el de todas las oligarquías, las globales y las locales, está bien claro, es la dominación que establece y certifica sus privilegios, de ahí el componente ideológico de su ambición infinita de poder, que los lleva a eludir todo tipo de consideraciones sociales y humanas. Esta ideología oligárquica es anti política, inhumana y absurda, porque conduce a sociedades quebradas en su organización política, en las que no se puede vivir.

Es indudable que los gobiernos de sesgo nacional y popular, más allá de sus errores, traiciones y disputas internas, son boicoteados y desestabilizados por la acción continua de los medios de comunicación hegemónicos del bloque de poder de la oligarquía, verdaderos bunkers golpistas, con la lamentable complacencia y descompromiso de muchos, porque son demasiados, ciudadanos y ciudadanas que emiten opiniones irreflexivas, llenas de relatos absurdos instalados en sus conciencias por el constante machaqueo de las voces monopólicas y manipuladoras de los medios de comunicación concentrados.

Es intolerable que quienes generaron el desastre, después lo usen para cargárselo a los que se debaten para solucionarlo. Es increíble, pero real y entendible, que esta maniobra no sea percibida por tantos ciudadanos y ciudadanas, que por su posición y realidad social pertenecen al amplio campo popular.

Generan los golpes de mercado desestabilizadores y después los mercenarios que se precian de periodistas le preguntan a la vocera presidencial si el presidente va a renunciar. Más cinismo y perversión es imposible. Golpismo puro. Y lo peor es que tantos ciudadanos y ciudadanas comunes ignoren el veneno de este tipo de preguntas. Son generadores de caos y desestabilización para provocar el desánimo y la desesperanza de la gente. Y lo que más indigna es que una parte importante de la población no se inmute en lo más mínimo frente a estas acciones tan deleznables.

La “tormenta perfecta” del bloque de poder oligárquico

¿Por qué hablamos de la tormenta perfecta de la derecha neoliberal? Lo explicamos. El ADN de las oligarquías se conforma de una ambición ilimitada de poder. Apelando a un agudo concepto del filósofo Martín Heidegger, las oligarquías son prisioneras de una “voluntad de poderío”, ese es su principal motor. En nuestro país, la Argentina, así como en muchos otros países de la región, cambiando lo que haya que cambiar, la oligarquía ha logrado crear un aparato de dominación que le permite mantener y acrecentar su poder de forma ininterrumpida. Cuando decimos de forma ininterrumpida, estamos señalando que dominan con gobiernos que representan los intereses de la oligarquía y también cuando los gobiernos son de sesgo nacional y popular. Es muy simple entenderlo, son el poder real, cuya dictadura es el verdadero problema de la Argentina y la mayoría de los países de la región.

Cuando gobiernan los partidos y alianzas que surgen del riñón del bloque del poder oligárquico, el combo es perfecto, su dominio y control les permite generar, por ejemplo, los shocks de endeudamiento, como ocurrió con el gobierno de Mauricio Macri, que heredó el gobierno del Frente de todos y que les sirve ahora para boicotearlo, por supuesto con los medios de comunicación masivos que están en su poder. Tomemos dimensión de la catástrofe que significa haber vuelto al FMI. Noami Klein, en su teoría de la Doctrina del Shock señala lo siguiente:

“La protección más importante con que se ha dotado América latina en previsión de futuros shocks (y, por tanto, para protegerse también de la doctrina del shock) fluye de la emergente independencia del continente respecto a las instituciones financieras de Washington como consecuencia de una integración mucho mayor ente los gobiernos regionales”[2] (…) En su discurso sobre el estado de la nación de 2007, el presidente Néstor Kirchner dijo que los acreedores extranjeros del país le habían dicho: Deben cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para poder pagar la deuda. Nosotros le decimos, Señores somos soberanos. Queremos pagar nuestra deuda, pero de ningún maldito modo vamos a firmar un nuevo acuerdo con el FMI. Hay vida después del FMI, declaró Kirchner, y es una buena vida. Como resultado, el FMI, cuyo poder fue supremo en las décadas de los ochenta y noventa, ha perdido su influencia en el continente”[3].

Pero Noami Klein dijo esto en el año 2007, cuando comenzaba un exitoso en ese momento, pero visto desde hoy episódico, proceso de integración de los gobiernos regionales de América latina. Lamentablemente, y debido a los “ciclos de alternancia perversa de los gobiernos”[4] de los países de la región, el FMI ha retornado. Volver al FMI no es moco de pavo, es un problema enorme:

“Está claro, la deuda externa tiene por principal objetivo presionar a los países subordinados a los Estados Unidos, el principal mandante del FMI, para formatearlos en el modelo de país que conviene a sus intereses. Países sin soberanía política ni económica, por eso, quebrados en su desarrollo, fijados en matrices de producción primaria y extorsionados todo el tiempo para obligarlos a que su política exterior se encuadre en la geopolítica de Washington para la región. Y que no se atrevan a sacar los pies del plato en intentos de integración regional soberana, que no se les ocurra, porque la deuda aprieta y desestabiliza. Este es el objetivo de la deuda, no tanto cobrar los intereses y el capital, esa no es la finalidad de la deuda, sino extorsionar a los países imponiéndoles un cepo para que no crezcan, para que no se desarrollen, para que sigan siendo “patio trasero”. Es realmente indignante que el FMI sea quien planifique el desarrollo y la economía de nuestros países. Es intolerable”[5].

Es importante el aporte de Noami Klein con su teoría del Shock, el auge del capitalismo del desastre, porque pone al descubierto una estrategia de poder que puede evidenciarse en lo que ocurre en el mundo y los países de nuestra región. La tesis central de la teoría del shock de Noami Klein, es que las oligarquías, tanto en el plano global como en el local de los países, tienen como una de sus principales estrategias aprovechar las grandes tragedias y desastres para imponer sus políticas de corte neoliberal que, por supuesto, impactan negativamente en la soberanía de las naciones y el bienestar de sus pueblos. La lógica de esta estrategia está en aprovechar lo momentos de debilidad social, económica y política de los países, ya que, en otra circunstancia, les sería imposible aplicarlas debido al rechazo social que supondrían. Esto fue señalado por Noami Klein en el año 2007, pero hoy habría que reformular esa teoría, porque la realidad ha cambiado. Desde ese entonces y hasta hoy, en un terreno que venía siendo abonado por distintas estrategias de dominación de los sectores dominantes, un sistema educativo que nunca formó ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política, unos medios de comunicación cada vez más concentrados en manos de la oligarquía y una renovada estrategia golpista promovida por Washington, la derecha neoliberal ya no necesita esperar a que se produzcan desastres y shocks, porque aprendió a generarlos. El pueblo y el gobierno argentino están sufriendo en forma intensa, en este momento, el shock de endeudamiento con el FMI contraído por el gobierno de Mauricio Macri. Ya vimos lo que significa endeudarse con el FMI, ver condicionadas todas las políticas de gobierno, ver amenazada la soberanía de la nación y la distribución de la riqueza. En nuestro último libro, “La alfabetización política del soberano”, advertimos cuál es la finalidad de la deuda externa para la oligarquía global de Occidente[6]:

“Venimos sosteniendo que los gobiernos de sesgo nacional y popular están limitados por el “poder real”, y qué mayor limitación que la que nos impone la deuda externa, ¿existe un mayor condicionamiento que el cercenamiento de nuestra soberanía política, autonomía económica y desarrollo social? Es evidente que no. Por eso, es necesario crear un proyecto de poder[7], con responsabilidad del gobierno y el pueblo, para transformar la correlación de fuerzas que favorece netamente a los sectores dominantes, porque sin superar la asimetría existente el futuro es oscuro. Cómo enfrentar, sin un pueblo empoderado, por ejemplo, los condicionamientos a nuestra soberanía política y económica con que nos amenaza el acuerdo realizado con el FMI (28-1-2022), a raíz de la impresionante y fraudulenta deuda externa contraída por el gobierno mafioso de Cambiemos, con la complicidad de Washington que deseaba mantener en el poder a Mauricio Macri, y un FMI que violó todos sus estatutos y normas para otorgar el mayor préstamo de su historia a una nación. Si el empoderamiento popular es un objetivo fundamental para superar la asimetría de poder existente a favor de los sectores dominantes, es necesario analizar cómo lograrlo y cuáles son los obstáculos para hacerlo efectivo. Desde nuestra perspectiva político-pedagógica, porque los problemas son varios, es imprescindible generar un consenso popular mayoritario con conciencia de la importancia de la soberanía política y económica, pero tomando conciencia de que los medios de comunicación concentrados son un tiro por debajo de la línea de flotación de la posibilidad de un empoderamiento popular mayoritario. De ahí lo inevitable de la batalla cultural. Y aquí hay dos problemáticas que necesariamente deberíamos abordar: 1) La democratización de los medios de comunicación que hoy están en manos del bloque de poder de la oligarquía y 2) La transformación del sistema educativo, porque no es natural ni normal, aunque es comprensible, ya que los sectores dominantes no se suicidan, que no forme ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política. Y, finalmente, no olvidemos que el problema no es de un solo país, sino que la geopolítica de Washington nos afecta a todos los de la región, de ahí que la integración regional también sea fundamental en esta lucha”[8].

Los factores que constituyen la “tormenta perfecta”

Veamos ahora los factores que constituyen la “tormenta perfecta” y actúan en forma sinérgica y sincronizada:

  • Medios de comunicación concentrados en manos de la oligarquía,

 

  • Redes sociales dominadas por las grandes plataforma digitales que trabajan para el poder real,
  • Una parte importante del Sistema Judicial subordinado al bloque de poder oligárquico, es más, del que forma parte,
  • Un sistema educativo que no forma ciudadanía con conciencia política, lo que, lamentablemente, se ha naturalizado en el imaginario de la ciudadanía,
  • Un pueblo con importantes sectores con un bajo nivel de alfabetización política y
  • El círculo rojo financiero-empresarial (el Mercado), la Sociedad Rural, la embajada de los Estados Unidos, la alianza Juntos por el cambio y los medios de comunicación concentrados.

Estos factores de poder, que conforman lo que denominamos “bloque de poder oligárquico”, trabajan de forma sincronizada y sinérgica todo el tiempo en dos estrategias cuyo objetivo es mantener y acrecentar su poder: 1) Conquistar el poder de administrar el Estado y 2) Cuando no tienen la administración del Estado, desestabilizar y derrocar, de diferentes formas, a los gobiernos de signo nacional y popular, así como a sus dirigentes y líderes. ¿Cómo lo hacen? Principalmente, boicoteándolos con presiones económico-financieras y la manipulación de la ciudadanía mediante el poder de los medios de comunicación concentrados, que promueven el desánimo, la desesperanza y el fatalismo respecto de la situación del país. Es realmente indignante e intolerable escuchar todo el tiempo, de boca del “periodismo” mercenario, cosas como éstas: “este país es una mierda”, “todos se quieren ir”, “no tenemos remedio”, “va a explotar todo”, “este es el peor gobierno de la historia”, en referencia al de Alberto Fernández, “yo no sé cómo la Argentina terminó siendo esta porquería”, “Cristina es la mayor desgracia de la Argentina y sólo va a haber solución con su desaparición física”. Y aquí no terminan las barbaridades y absurdos que todo el tiempo se lanzan en los medios de comunicación hegemónicos. Fijémonos que importantes que son los medios concentrados para crear el caos y la desestabilización continua, manipulando al pueblo, promoviendo su despolitización y aprovechando el bajo nivel de alfabetización política de importantes sectores de la población.

Los supuestos necesarios para entender la “tormenta perfecta” de la oligarquía

Antes de describir la estrategia de la oligarquía, y para comprenderla cabalmente, es necesario poner en juego un conjunto de supuestos que son fundamentales:

  1. La contradicción es política y no partidaria, ¿qué quiere decir?, que la única y verdadera brecha es la contradicción oligarquía-pueblo, que es eminentemente política, mientras que las diferencias partidarias son brechas o grietas secundarias y falsas. La grieta partidaria (Frente de todos-Juntos por el Cambio) que, lamentablemente, divide a sujetos del amplio campo popular, está promovida por la oligarquía. Es absolutamente absurdo que ciudadanos y ciudadanas del amplio campo popular, participen de banderazos (con banderas argentinas y cantando el himno nacional) contra el gobierno del Frente de todos y defiendan el gobierno anti popular, mafioso y entreguista de Mauricio Macri. Es inconcebible, pero, como vamos a mostrar aquí, tiene una explicación.
  2. La oligarquía es anti democrática y autoritaria por naturaleza, ya que su ADN expresa una irreductible “voluntad de poderío”[9], lo que se traduce en una fuerza política sin límites éticos, sin escrúpulos de ningún tipo, sin principios, sin ninguna referencia a la verdad y alejada completamente de los valores del honor y la dignidad. Es preciso reflexionar con fuerza sobre este dato, porque, de lo contrario, no podremos entender sus estrategias.
  3. La oligarquía es el poder real, en este sentido marca la diferencia en la asimetría existente con los gobiernos de sesgo nacional y popular. Recordemos, y después veremos por qué lo decimos, que esta diferencia tiene un peso muy importante para el éxito de la estrategia de la oligarquía. Tengamos en cuenta que los medios de comunicación masivos están en su poder, lo que tiene una gravitación para su dominio que todavía no alcanzamos a dimensionar.
  4. Los tan cacareados conceptos de “democracia” y “república” en boca de la oligarquía y sus seguidores, se contradicen con el hecho evidente e irrefutable del mandato del bloque de poder de la oligarquía sobre la democracia liberal que nos gobierna.
  5. La realidad de la teoría de los tres tercios[10] del electorado de la Argentina, lo que nos señala la existencia de un tercio de la población de consenso y voto volátil, esto es, con un bajo nivel de alfabetización política.

La estrategia de la “tormenta perfecta”

Esta estrategia tiene dos momentos:

La oligarquía con el poder de gobierno:

En esta estrategia entran en juego los dos momentos de la oligarquía en relación al gobierno del Estado, cuando está en posesión del gobierno y cuando está en la oposición. Cuando la oligarquía tiene el poder del gobierno, está en todas sus posibilidades para desarrollar todo tipo de acciones entreguistas de la soberanía económica y política, así como de formatear el Estado a favor de sus intereses, mediante decretos, estableciendo normas para la entrada y salida de las inversiones que favorecen la especulación financiera y la fuga de dólares al exterior, creando mesas judiciales para comprar jueces y fiscales y, además, realizando distintos tipos de negocios de los dos lados del mostrador. El gobierno de Mauricio Macri es un ejemplo palpable de este comportamiento de la oligarquía en posesión de la administración del Estado. Es en este momento cuando la oligarquía está en condiciones de generar shocks económicos que condicionan fuertemente, como ha ocurrido, a los gobiernos de sesgo nacional y popular. La alianza de la oligarquía Cambiemos dejó el gobierno con una monumental deuda frente al FMI. No sólo se trata de la deuda en sí, sino de que el país volvió al FMI y, lo peor, como vimos, es que el FMI representa un brutal corsé a las políticas independientes y soberanas del país, lo que condicionó severamente al gobierno entrante del Frente de todos.

La oligarquía como oposición:

Aquí estamos en el corazón de la estrategia de la “tormenta perfecta”, porque entran a jugar una serie de situaciones y factores a los que debemos prestar mucha atención.

¿Cuáles son esas situaciones y factores?:

La oligarquía aprovecha a pleno el shock[11] de la deuda externa que generó y que le toca resolver al gobierno nacional y popular. Y aquí aparece la sinergia y complementariedad con los otros factores, que son los medios de comunicación concentrados, el círculo rojo financiero que maneja al “mercado” y el sector del amplio campo popular de consenso y voto volátil. Está claro, porque es evidente, que el sector financiero (el Mercado) es un ariete del boicot de la oligarquía al gobierno del Frente de todos, exacerbando, con presiones devaluatorias, el problema económico-financiero generado por la deuda con el FMI. Por otro lado, los medios de comunicación concentrados, con todo su poder para construir opinión pública legitimadora de sus valores e intereses, ejercen una influencia muy poderosa en el tercio volátil, esto es, en un importante sector de ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular y que poseen un bajo nivel de alfabetización política. ¿Y cuál es el mensaje manipulador que encuentra eco en dicho sector? Es muy simple, el gobierno del Frente de todos, más allá del terrible shock de la deuda inducido por la oligarquía y otros desastres como las consecuencias de la pandemia y, por supuesto, el boicot del círculo rojo financiero (Mercado), generando presiones devaluatorias todo el tiempo, sin reparar en absoluto en estas realidades y las responsabilidades ineludibles del gobierno de Cambiemos es, a los ojos de una parte importante de la ciudadanía, el culpable de la situación. Y que nadie diga que esto que estamos señalando no está probado y fundamentado. La presión sobre el dólar es el pan nuestro de cada día y los relatos de los medios masivos en manos de la oligarquía que envenenan a sus audiencias son imposibles de ignorar, porque los vemos y escuchamos todo el tiempo: “Este es el peor gobierno de la historia”, “el gobierno no tiene un plan económico”, “Alberto Fernández debería renunciar”, “Cristina es una delincuente y mafiosa, que quiere destruir todo”, “es un gobierno a la deriva”, “Alberto es un títere, la que gobierna es Cristina”, “no pueden parar al dólar”. Todo está mal, no hay nada bueno. Y lo bueno que hay, que es mucho, no se menciona, por ejemplo, que la capacidad instalada de la industria llegó a casi el 70%, lo que señala un aumento de la producción y del empleo. Pero no se muestra por una razón muy clara, hay que matar cualquier expectativa de crecimiento en la conciencia de la ciudadanía. El pueblo no debe tener ninguna expectativa, sino creer que está todo mal y el país no tiene futuro. Su estrategia es fomentar la desesperanza y el fatalismo.

Pero lo más indignante e intolerable de todo esto es que la situación calamitosa de la economía que le achacan al gobierno del Frente de todos, es el resultado del desastre dejado por el gobierno de Cambiemos. Los argumentos de los que salen a dar esos deplorables banderazos son el resultado del incesante y perverso relato manipulador de los comunicadores de la oligarquía, que todos los días envenenan a audiencias que hacen gala de una “enorme ignorancia política”. Esos banderazos son verdaderas orgías de irracionalidad, alentadas por un escandaloso y falso periodismo.

¿Por qué es una “tormenta perfecta”?

La “tormenta es perfecta”, en primer lugar, porque la genera la oligarquía y la capitaliza la misma oligarquía. El ejemplo más brutal es el de la deuda externa con el FMI. En segundo lugar, porque todos sus dispositivos de poder trabajan en forma sincronizada sobre la base de un terreno histórica y sistemáticamente abonado para la manipulación de la población. Un sistema educativo que no formó, no forma, ni formará ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política mientras la democracia liberal esté bajo el mandato de la oligarquía. Y unos medios de comunicación hegemónicos y redes sociales en manos del bloque de poder oligárquico. Si a esto le sumamos que una parte importante de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular está fuertemente despolitizada[12], tenemos un terreno bien abonado para que la oligarquía desarrolle su “tormenta perfecta”.

El poderoso aparato monopólico de los medios de comunicación, que domina el noventa por ciento del espacio mediático, inoculando su veneno día por día y hora por hora en la subjetividad de un parte importante de la ciudadanía con un bajo nivel de alfabetización política, en un escenario que tiene por resultado los shocks provocados por la oligarquía y, aun más, su continuo boicot sobre el gobierno del Frente de todos, es el remate de la “tormenta perfecta”.

Conclusiones

Ahora bien, qué conclusiones debemos extraer de esta “tormenta perfecta” de la oligarquía. Es evidente que el Talón de Aquiles de las fuerzas progresistas para detener esa tormenta está en el bajo nivel de pensamiento crítico y conciencia política de una parte muy importante de la ciudadanía. Si el tercio blando, de consenso y voto volátil, constituido básicamente por las clases medias, lograra elevar su nivel de alfabetización política, estamos seguros que las cosas serían muy diferentes. En una sociedad donde la formación y la información están en manos de la oligarquía, el desafío más importante que tenemos como ciudadanos y ciudadanas que conformamos el amplio campo popular, es conseguir elevar nuestro nivel de alfabetización política. Frente a esta problemática tan desafiante tenemos una propuesta.

Promover un movimiento de alfabetización política de la ciudadanía

Aunque tiene una impronta pedagógica, esta una propuesta que requiere de una articulación política, en donde juegan la ciudadanía que conforma el amplio campo popular y el gobierno progresista.

Es importante saber que la educación del sistema es heterónoma, ya que es la que se gestó en el marco de los valores e intereses de los sectores dominantes. Es la educación de la oligarquía para el pueblo, por eso es heterónoma. Esto es lo que explica por qué no formó, ni forma ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política. Respecto de los medios de comunicación masivos, una fuente de información y formación de la ciudadanía por los canales informales, ya están en manos de los sectores dominantes, por lo tanto es obvio que no formarán ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política, todo lo contrario. En una palabra, desde el establishment no podemos esperar que se genere una educación que promueva el pensamiento crítico y la conciencia política de la ciudadanía.

Pero desde la sociedad civil es posible iniciar un movimiento de alfabetización política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular que nos garantice una educación de la ciudadanía autónoma, es decir, del pueblo para el pueblo. Recordemos la valiosa reflexión de Paulo Freire: “Nadie educa a nadie, nadie se educa solo, nos educamos entre nosotros mediatizados por el mundo”. Claro que la idea no es reemplazar a la educación del sistema, lo que no tendría sentido, sino iniciar una educación que nazca del pueblo mismo, una educación autónoma, que nos permita elevar realmente nuestro nivel de alfabetización política. Se trata de un proceso de autoformación y empoderamiento de la ciudadanía, que requiere de una estrategia activa de militancia política (no partidaria). Estas son las líneas estratégicas que proponemos:

  1. Promover la transformación democrática del sistema educativo: Es necesario incidir de diferentes formas sobre el gobierno, para que se decida a intervenir políticamente en el sistema educativo. No basta con la defensa del carácter público de la educación, sino que es necesario comenzar a trabajar para que la educación que es pública, además, también sea popular (educación popular). Sabemos que es un enorme desafío, pero si no intentamos lo imposible, nunca nada será posible.
  2. Promover la alfabetización política de la ciudadanía: Proponemos buscar diferentes formas para desarrollar recursos, desarrollar talleres online y presenciales de formación de docentes en alfabetización política.
  3. Promover la transformación democrática de los medios de comunicación masivos concentrados. Aquí es necesario promover la vuelta sobre la Ley de medios audiovisuales, porque es imprescindible. Además, existe la necesidad de una mayor participación del gobierno en la comunicación popular de la acción gubernamental. El pueblo debe saber qué hace y qué planes tiene el gobierno y este último debe saber cuáles son las expectativas y necesidades del pueblo. Esta comunicación bidireccional debe promoverse e intensificarse. También somos consientes de lo enorme de este desafío.

Estas tres primeras líneas estratégicas de lucha requieren de la incidencia y presión de la ciudadanía sobre el gobierno nacional y popular, así como su apoyo en la lucha contra los embates desestabilizadores continuos de la derecha neoliberal (bloque de poder oligárquico).

  1. Promover la autoformación de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular:

Aquí el plan estratégico se sostiene en estas acciones:

  • Promover, por todos los medios posibles en el marco de la sociedad civil (medios de comunicación alternativos, redes sociales, movimientos sociales, instituciones y organizaciones de la sociedad civil, etc.), el pensamiento crítico y la conciencia política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. Aquí es importante pensar en diferentes estrategias, en los canales formales, no formales e informales de la educación, de lucha y promoción de una formación realmente popular.
  • Convocar a distintos sectores y figuras del progresismo en los temas que se requieren para desarrollar un proceso completo de alfabetización política de la ciudadanía, como por ejemplo, economistas, sociólogos, medioambientalistas, especialistas en medios de comunicación y redes sociales, expertos y militantes de la economía popular, militantes del feminismo, etc.
  • Vincularnos con movimientos sociales contestatarios, que luchan por la defensa de sus derechos y reivindicaciones sociales, económicas y políticas.

No hay duda de que para frenar y superar la ambición de poder sin límites de la oligarquía se requiere de un pueblo empoderado, y en este último nosotros, los ciudadanos y ciudadanas que conformamos el amplio campo popular, tenemos una responsabilidad ineludible.

José Luis Lens

13/7/222

Bibliografía

Klein, Noami (2007) La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Barcelona: Paidós.

Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina.

  1. Este sometimiento al imperialismo de los Estados Unidos se concreta en la sociedad establecida entre los bloques de poder oligárquicos de los países de la región y la geopolítica de Washington. Es evidente que las democracias liberales de los países de nuestra región están bajo el mandato de las oligarquías, mientras que los gobiernos progresistas e importantes sectores populares de dichos países todavía no han logrado articular una sinergia que les permita enfrentar con posibilidades de éxito el dominio del poder real.
  2. Klein, Noami (2007) La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Barcelona: Paidós, página 592.
  3. Idem, páginas 593-594.
  4. Ver: “Ciclos de alternancia perversa de los gobiernos”, en: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, página 247.
  5. Ver: “Deuda externa”, en: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, página 297.
  6. Hoy, debido a la guerra de Ucrania provocada por la ambición imperialista unilateral de la OTAN-Estados Unidos. el mundo ha quedado dividido en dos partes, la oligarquía global de Occidente, el imperio anglo-sajón y los países de la zona euroasiática, con la alianza chino-rusa a la cabeza, los BRICS y el alineamiento que se va perfilando en torno a la gravitación de ambos polos.
  7. “Las acciones políticas transformadoras reclaman siempre un “proyecto de poder” lo que nos exige analizar la correlación de fuerzas existente. Este análisis nos reclama conocer nuestras fuerzas y descubrir cuáles son las del enemigo, en este caso, del bloque de poder de la oligarquía. Esta ponderación nos dirá cuáles son las posibilidades de éxito de nuestro proyecto. Si descubrimos que la correlación de fuerzas es asimétrica a favor del bloque de poder de la oligarquía, que es lo más normal, deberemos ver el nivel de dicha asimetría y qué deberemos hacer para eliminarla o contrabalancearla. Es aquí donde tendremos que poner en marcha un “proyecto de poder””. Ver: Proyecto de poder, en: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, página 399
  8. Ver: “Deuda externa”, en: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial de Autores Argentinos, páginas 297-298.
  9. Esta es una expresión del filósofo Martín Heidegger, que nosotros tomamos, aunque en un contexto interpretativo diferente.
  10. La experiencia partidista de la Argentina refuerza la teoría de los tres tercios. El consenso y el voto de la ciudadanía estaría dividido entre tres tercios: 1) Un tercio duro de derecha, compuesto por quienes conforman los grupos que constituyen la oligarquía y de quienes apoyan sus intereses y valores. 2) Un tercio progresista, con un importante componente del peronismo histórico, que siempre le da consenso y vota a quienes sienten que van a representar mejor los valores e intereses del pueblo. 3) Un tercio blando, por lo tanto, de consenso y voto volátil. Justamente, este último conjunto ciudadano que pertenece al amplio campo popular y que adolece de un bajo nivel de alfabetización política y que, por lo tanto, resulta manipulable, es el objetivo apetecido por el bloque de poder de la oligarquía. Este tercio es el que viene decidiendo quiénes administran el Estado en el país. Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, página 409.
  11. Y este es un shock intencionado, no es un desastre fortuito como la pandemia, por ejemplo, sino provocado.
  12. Cuando decimos despolitizada, señalamos un bajo nivel de alfabetización política que, en este caso, se evidencia en la incapacidad de una parte importante de la ciudadanía para distinguir el significado social del concepto de política de su significado partidario.

 

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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