CÓMO ESTABLECER LAS CONDICIONES DEL DEBATE
Cómo establecer las condiciones del debate en el marco de la alfabetización política de la ciudadanía
28/5/2024 1
- En la era de la posverdad el debate político ha quedado convertido en una guerra de chicanas que, lejos de formarnos, fomenta notablemente el analfabetismo político.
- El debate político, infectado por los discursos de odio y la notoria ausencia de formación de gran parte de la ciudadanía, se convirtió en un ejercicio de la violencia cuyo principal objetivo es aniquilar al contrincante.
- Es evidente (porque es un hecho objetivo) que esta realidad es el resultado, histórico y actual, de la dominación educativo-cultural impuesta por el bloque de poder oligárquico de nuestro país, articulado por la geopolítica norteamericana en la región.
- Este contexto, configurado por el bloque de poder oligárquico, que denominamos “poder real”, tiene un especial interés en impedir la “politización” (no “partidización”) de la ciudadanía, para lo cual debe impulsar su “despolitización”. ¿Cómo lo hace?:
- Sin olvidar nunca que “la cultura dominante es la de los sectores dominantes”, impidiendo la formación política y banalizando el debate político, a través del sistema educativo, los medios de comunicación hegemónicos y las redes sociales.
- ¿Cuáles son las condiciones, entonces, que debemos plantearnos para conseguir debates políticos realmente enriquecedores, esto es, a partir de los cuales la ciudadanía pueda elevar su nivel de alfabetización política?
- Vamos a desarrollar seis condiciones indispensables para lograr debates realmente formativos y enriquecedores de sus participantes, los ciudadanos y ciudadanas comunes que conformamos el amplio campo popular.
- Es importante señalar que no es conveniente hablar, discutir o debatir de política en situaciones donde no se han acordado y “establecido” las condiciones que vamos a señalar a continuación.
- ¿Por qué?
- Es sencillo, porque sin estas condiciones el debate político, irremediablemente se encaminará a las chicanas (recordar la estrategia de la descontextualización usadas por los dominadores) y al enfrentamiento para ver quién gana, lo que echa por tierra el verdadero objetivo de las charlas y debates de política, sobre todo entre los que conformamos el amplio campo popular, que debe ser la elevación del nivel de alfabetización política de los ciudadano y ciudadanas.
- Debemos huir de los debates chicaneros, no sólo porque no nos conducen a ningún lado, sino porque, en ellos, perdemos el norte de nuestra lucha.
- Veamos las condiciones, que son indispensables y que debemos establecer para aceptar debatir.
- Si nuestros interlocutores, después de explicárselas las aceptan, debatimos. Pero si no las aceptan, lo más conveniente es no debatir.
- Estas condiciones son muy útiles para instalar la discusión y el debate político en nuestro cotidiano, en nuestra familia, en las reuniones de amigos, en las charlas en el trabajo, en una palabra, para darle vida a la idea de que hablar de política no tiene por qué conducir a peleas y enemistadas, sino todo lo contrario, debe servirnos para promover y multiplicar la formación política que tanta falta nos hace y, sobre todo, lograr la “unidad” del amplio campo popular.
- Finalmente, sobre las charlas y debates en las redes sociales, donde predominan el “discurso del odio” y los trolls, debemos saber que los que adhieren a estos discursos, que no son pocos, no van a aceptar nuestras condiciones, incluso hasta se van a burlar de ellas. Por eso, sería un error intentar algún tipo de diálogo con ellos.
- No obstante, el espacio de las redes sociales es un terreno a disputar con estrategias que deberemos ir descubriendo.
- Veamos las seis condiciones:
- Establecer el marco de las “identidades políticas”, no partidarias,
- Restaurar el contexto del “poder real” (bloque de poder oligárquico),
- Restaurar el contexto de la “política” como factor determinante del cambio.
- Valorar la verdad (no como posesión, sino como referente),
- Valorar los hechos objetivos,
- Valorar los criterios científicos de argumentación.
Vamos a explicarlas una por una:
1) Establecer el marco de las “identidades políticas”, no partidarias,
- En primer lugar, es muy importante comunicarle a nuestros interlocutores que nosotros debatimos a partir de las “identidades políticas”, y no de las “identidades partidarias”.
- ¿Por qué:
- Porque quienes, por nuestra condición socio-económica pertenecemos al amplio campo popular, tenemos el mismo y “único enemigo”: el bloque de poder oligárquico,
- Y si debatimos desde nuestras identidades o filiaciones partidarias ponemos en peligro la imprescindible “unidad” del amplio campo popular, precisamente porque perdemos la referencia clave, que es el “enemigo común”, lo que nos une en la lucha.
- Las identidades partidarias nos dividen, mientras las identidades políticas nos unen.
- En primer lugar, es muy importante comunicarle a nuestros interlocutores que nosotros debatimos a partir de las “identidades políticas”, y no de las “identidades partidarias”.
- Esto no quiere decir que nosotros neguemos las identidades partidarias que, al momento de votar, las asumimos plenamente.
- Vale aclarar también, que al momento de elegir nuestros representantes, las ofertas partidarias nunca son ideales, por lo que tenemos que elegir “lo mejor de lo que hay”, es decir, el partido o frente que más se acerque a los fundamentos de nuestra identidad política.
- Pero, en la charla y el debate, la confrontación partidaria tiene que, necesariamente, quedar afuera.
- ¿Por qué debe quedar afuera?
- Es simple, porque la disputa partidaria divide y fragmenta el amplio campo popular.
- ¿Cómo y por qué lo divide y fragmenta?
- Sencillamente, porque el amplio campo popular tiene un único enemigo, el bloque de poder oligárquico. No son nuestros enemigos los que, por su condición socio-económica pertenecen al amplio campo popular y, por ejemplo, votaron a Milei o a Patricia Bullrich.
- Ahora bien, ¿cómo se define la “identidad política” (que también podríamos denominarla “identidad ideológica”)?;
- La identidad política es el resultado de la opción por la “patria” y el “pueblo”, lo que significa defender a ultranza los intereses y valores de la nación, así como los intereses y valores del pueblo.
- Y este es, precisamente, el momento de preguntarles a nuestros interlocutores si ellos han realizado la opción por la patria (nación) y el pueblo, compuesto este último por los ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular.
- ¿Quiénes conforman el amplio campo popular? Los trabajadores formales e informales, los docentes de todos los niveles, los profesionales, los pequeños y medianos empresarios y los pequeños y medianos comerciantes.
- La identidad política es un parte aguas, porque, en el marco de la contradicción principal oligarquía pueblo, que es la evidencia de donde partimos, todos los que conformamos el amplio campo popular quedamos en un misma vereda, la de la patria y el pueblo.
- Y, por lo tanto, reconocemos el mismo enemigo, el bloque de poder oligárquico. Esto promueve, sin duda, la “unidad” del amplio campo popular.
- La recomendación es que no debemos aceptar charlar, discutir o debatir, sin conseguir que los interlocutores definan su “identidad política”.
- Y, con aquellos interlocutores que no se definan por la patria y el pueblo, la recomendación es que eviten charlar y debatir con ellos. Con los vende patria no se debate, se lucha en su contra.
2) Restaurar el contexto del “poder real” (bloque de poder oligárquico),
- No es difícil comprobar que el contexto del poder real está ausente en la mayoría de las charlas, discusiones y debates ciudadanos. Esto es muy claro en las redes sociales, sobre todo en las que apoyan a la Libertad Avanza.
- La evidencia de la contradicción de intereses y valores entre el bloque de poder oligárquico y la patria y el pueblo, nos permite entender que en el debate debemos “restaurar” el contexto del “poder real”. ¿Por qué? Porque el “poder real” (el bloque de poder oligárquico) tiene una influencia decisiva en la realidad política.
- ¿Cómo se manifiesta dicha influencia?:
- El bloque de poder oligárquico aplica una doble vara:
- Por un lado, el “poder real” (el bloque de poder oligárquico articulado por la geopolítica norteamericana en la región) promueve y apoya a los gobiernos de la derecha neoliberal, es más, los partidos y alianzas de la derecha neoliberal salen prácticamente de su riñón, ya que tienen el poder para elegir y promocionar a sus candidatos, financiarle las campañas, apoyarlos de diferentes maneras, así como defenderlos a ultranza.
- Por otro lado, dicho “poder real” boicotea e intenta, todo el tiempo, desestabilizar y destituir a los gobiernos de sesgo nacional y popular.
- Por esa razón, y como existe una doble vara, la comparación de los dos tipos de gobierno, los de la derecha neoliberal y los sesgo nacional y popular, es totalmente inconsistente.
- Y fijémonos que todo el tiempo está siendo aplicada cuando se comparan los gobiernos de la derecha neoliberal con los de sesgo nacional y popular, con el inocultable objetivo de estigmatizar a estos últimos para que sean rechazados por la opinión pública construida por la oligarquía.
- Es un hecho objetivo que los partidos y frentes de sesgo nacional y popular son boicoteados y desestabilizados por el “poder real”, incluso, antes de asumir el gobierno.
- Los presionan con su enorme poder, los boicotean y los desestabilizan, por ejemplo, con corridas bancarias que los obligan a devaluar la moneda, lo que genera inflación, etc.
Esta es la razón por la cual, los resultados de los gobiernos de la derecha neoliberal, no pueden medirse con la misma vara que los de los gobiernos de sesgo nacional y popular.
- Pero fijémonos que en la mayoría de los debates políticos se lo hace, se dice, por ejemplo, el gobierno de Alberto tenía una inflación del 200% anual y dejó un 40 % de pobres, etc. en los gobiernos de cristina aumentó la pobreza, lo que es falso, pero se lo usa como argumento.
- Se están comparando todo el tiempo los gobiernos de cristina y de Alberto, con los de Macri y Milei, sin tomar en cuenta la influencia decisiva del “poder real”, que, por supuesto, como señalamos, siempre apoya a los gobiernos de la derecha neoliberal y boicotea y desestabiliza todo el tiempo a los de sesgo nacional y popular.
- Y fijémonos, también, que la gran mayoría de los ciudadanos y ciudadanas sólo conocen el contexto de la disputa partidaria, ignorando completamente al “poder real” como un contexto decisivo para leer en forma crítica la realidad política.
- Entender la realidad política sólo en el marco de la confrontación de partidos propia de la democracia liberal, sin considerar el papel decisivo del bloque de poder oligárquico, es uno de los indicadores más importantes para medir el nivel de ignorancia política de los ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular *.
- Es claro que esta “descontextualización”, que está naturalizada en gran parte de la ciudadanía, fue y es promovida por el bloque de poder oligárquico.
* Esto es lo que comprobamos en la mayor parte de las entrevistas de “Sergio en la calle”.
3) Restaurar el contexto de la “política” como factor determinante del cambio
- Las charlas y debates políticos suelen, no pocas veces, reducirse a la confrontación de teorías económicas, cuyo supuesto es que la economía es un factor determinante del cambio.
- Esto es un error, el único factor determinante del cambio es “la política”.
- Por eso decimos que los proyectos políticos son los que le dan el sentido a las teorías y enfoques económicos.
- La derecha neoliberal pondrá en juego teorías y enfoques económicos de apuntalamiento de las políticas de mercado, esto es, “desreguladoras”, mientras que los gobiernos de sesgo nacional y popular, a su vez, podrán en juego teorías económicas basadas en la “regulación” del “mercado” por parte del Estado.
- Sin ninguna duda, las empresas privadas son muy importantes para generar riqueza, pero deben estar reguladas por un Estado fuerte apoyado e incidido por un pueblo empoderado.
- De no ser así, las empresas y corporaciones, cuyo principal objetivo es maximizar las ganancias, impondrán una distribución de la riqueza muy perjudicial para el pueblo.
- Justamente lo que estamos viviendo hoy en nuestro país.
- Que nos quede claro que el único factor determinante del cambio, de la transformación social y económica, es la “política”. Por eso, es fundamental “restaurar” el contexto de la política como factor determinante del cambio.
- ¿Por qué afirmamos esto último?
- Porque nos encontramos con análisis y debates en los que se confrontan teorías y enfoques económicos, cuyo supuesto es que las soluciones para los países son de esa índole, económicos, cuando lo central e importante son los proyectos políticos que le dan sentido a dichos enfoques de la economía.
- Lo que debemos debatir siempre son proyectos políticos y no teorías y enfoques económicos.
Cuando quien define y determina es la política, los proyectos incluyen a la gente, pero cuando quien lo hace es la economía, la gente queda afuera.
- Ahora bien, tenemos que saber que sólo hay dos proyectos políticos posibles para la Argentina y los países de nuestra región:
- 1) El nacional y popular, encarnado en la Argentina históricamente por el movimiento peronista y
- 2) El de la derecha neoliberal, que responde a los intereses de la geopolítica de Washington.
- No hay más. Por eso, la opción está clara.
4) Valorar la verdad (no como posesión, sino como referente),
- En la era de la posverdad, es obvio que la “verdad” no es referente para nadie.
- Pero debatir sin el referente de la verdad es el ejercicio más inútil y frustrante que podamos imaginar.
- Acá debemos aplicar el pensamiento de Aristóteles: “Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”.
- La “verdad” tiene que ser el faro que nos guíe. ¿Cómo puede sostenerse un debate que no esté guiado por la búsqueda de la “verdad”?
- Más que un debate sería una de las peores farsas que podamos imaginar.
5) Valorar los hechos objetivos,
- Cómo van a valorar los hechos objetivos quienes llenan sus argumentos de “fake news”, es ilógico, ¿no les parece?
- Sin valorar, es más, sin respetar los hechos objetivos, los debates, como señalamos en el punto anterior, se convierten en verdaderas farsas.
- Por eso, es condición del debate aceptar la necesidad de valorar los hechos objetivos.
3) Valorar los criterios científicos de argumentación
- Y si las argumentaciones no se fundamentan en criterios científicos, los debates se convierten en una inútil guerra de chicanas que no llevan a ninguna parte.
- Los criterios científicos nos permiten refutar los falsos argumentos, como, por ejemplo, “tomar la parte por el todo”, cuando se pretende, mediante la manipulación mediática y en las redes sociales, que la ciudadanía crea que el peronismo y el kirchnerismo son la “fiesta de Olivos de Alberto”, “los yates de Insaurralde” y algunos eventos de corrupción vernácula que acontecen en todos los gobiernos.
- Pero la corrupción estructural, la corrupción cipaya, que nunca fue propia del peronismo y el kirchnerismo, como ocurre con la “Ley Bases”, es cuidadosamente ocultada para que nadie la vea.
- La ciencia procede mediante la elaboración de teorías y sus categorías de análisis, cuyo objetivo es “explicar” la realidad, en este caso la realidad política, pero que deben ser confirmadas por dicha realidad.
- Si la realidad no confirma la teoría, el procedimiento científico es “revisar” la teoría.
- En nuestro caso, las teorías requieren de una base empírica que nos permita confirmarlas.
- Si la realidad, la base empírica, no la confirma, entonces nuestra teoría no es buena y debemos reformarla o desecharla.
- Nosotros elaboramos la “Teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política”.
- Esta contradicción que denominamos “principal”, expresa la oposición entre los intereses del bloque de poder oligárquico y los de la patria y el pueblo.
- Nos muestra cómo de dicha contradicción se deduce todo lo que tenemos que saber para elevar nuestro nivel de alfabetización política.
- En síntesis, si queremos que el debate valga para algo, debemos aceptar las seis condiciones señaladas, que son las que se requieren para lograr debates políticos verdaderamente enriquecedores y formativos y que nos permitan comprometernos y participar en las luchas para transformar nuestra sociedad.
Bibliografía:
Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina.