Política

Manual práctico de alfabetización política ciudadana

 

Decenas de miles de argentinos protestan contra Milei rodeados de fuertes medidas de seguridad | EL PAÍS Argentina

Índice:

La concientización de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular

  1. Concientizar no es adoctrinar
  2. ¿Qué tenemos que saber de la opinión pública enajenada que construye el bloque de poder oligárquico?
  3. ¿Cómo comprobamos nuestras hipótesis?
  4. ¿Qué nos señalan los registros empíricos?

Cómo encarar nuestras acciones de concientización en diferentes situaciones sociales

  1. Lo primero que debemos dejar en claro en nuestras charlas, es que no estamos adoctrinando, sino promoviendo la concientización
  2. Los condicionamientos que presenta nuestro establishment para pensar en forma crítica la realidad política y los recursos para ayudar a su superación

Los límites de la democracia liberal para promover pueblos empoderados

Lo que sabe el ciudadano politizado

La concientización de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular

1. Concientizar no es adoctrinar

Concientizar es una acción político-pedagógica que tiene como objetivo ayudar a pensar en forma crítica a la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.

En esta tarea tenemos como referencia la búsqueda de la “verdad”, por lo tanto no hay ningún tipo de ocultación, tampoco hay imposición de alguna doctrina, dogma o teoría política, sino, desde la perspectiva del “constructivismo” dialógico[1], la idea es ayudar a que la ciudadanía aprenda a construir sus “propios” conocimientos y puntos de vista críticos sobre la realidad política.

Nuestro objetivo pedagógico fundamental, de índole constructivista, es “promover la autonomía del pensamiento político de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular”.

2. ¿Qué tenemos que saber de la opinión pública enajenada que construye el bloque de poder oligárquico?

Una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular (trabajadores formales e informales, pequeños y medianos empresarios, pequeños y medianos comerciantes, profesionales y clase media):

  • Está desinformada y mal informada (manipulada),
  • No posee competencia para pensar en forma crítica,
  • No aprendió a contextualizar, ya que utiliza los conceptos de una forma unívoca –atribuyéndole siempre un único significado-, como por ejemplo a los términos de “política”, “libertad”, “orden”, “cambio”, “gobernabilidad”, “corrupción”, etc, cuando conceptos como éstos adquieren significados diferentes, de acuerdo a los contextos en los que se enuncian,
  • Sólo a modo de ejemplo. En las entrevistas de Sergio[2], son muchos los ciudadanos y ciudadanas que dicen que votaron a Milei porque querían un “cambio”. Fijémonos en la falta de reflexión e ingenuidad política de estos ciudadanos y ciudadanas. ¿Por qué lo decimos?, porque si conocemos los intereses y valores que representan los que enuncian ese “cambio” (Patricia Bullrich, Milei, Macri), nos vamos a dar cuenta que en dichos contextos “cambio” significa “volver a restaurar los intereses del bloque de poder oligárquico en la Argentina a través del gobierno”. En realidad se trata de una “reacción” y no de un “cambio” que favorezca a la nación y el pueblo. Sin embargo muchísimos ciudadanos lo interpretaron e interpretan de esa forma. Creen ingenuamente que Patricia Bullrich, Mauricio Macri y Javier Milei van a “cambiar” para bien la vida de los ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular. Por eso compraron una idea de cambio vacía de contenido y mal intencionada!! Craso error!! Ahora se están agarrando la cabeza!!
  • Como en el sistema educativo los contenidos de las asignaturas y libros de historia carecen intencionalmente de una perspectiva de análisis crítico, no aprendió a recuperar y usar la historia para comprender el presente. Para él la historia es una narración sin conexiones con la realidad actual.
  • Carece de una conciencia política desarrollada,
  • Evidencia una fuerte influencia de la cultura dominante, en la que los poderes fácticos utilizan muchas herramientas y recursos para la desinformación y manipulación de la ciudadanía, tales como la concentración de los medios de comunicación, el manejo manipulador de las redes sociales, la creación de fake news (falsas noticias) y el desarrollo de operaciones mediático-judiciales (lawfare),
  • En términos generales, y en diferentes grados según el caso, su nivel de formación política es realmente bajo.

Sin duda, este sector de la ciudadanía va a expresar un voto de baja calidad, dicho esto sin promover ni auspiciar la idea de un voto calificado. Pero, la existencia de medios de comunicación hegemónicos y redes sociales dominantes, sin ninguna duda, debilitan sustancialmente a la democracia.

3. ¿Cómo comprobamos nuestras hipótesis?

Lo hacemos mediante la investigación y los registros empíricos. En este caso, uno de los registros empíricos, un hecho objetivo, es la elección que consagró a Milei como presidente, un confeso entregador de la patria y enemigo del pueblo, lo que queda evidenciado es su continua repetición de una idea realmente repugnante: “La justicia social es una aberración”. Quienes lo eligieron, ciudadanos y ciudadanas pertenecientes al amplio campo popular, prueban nuestras hipótesis.

Los demás registros empíricos previenen de las excelentes entrevistas callejeras de Sergio Rodríguez y de lo que podemos rescatar del trabajo de los movileros de C5N y otros canales televisivos. El aporte de estas entrevistas es realmente inestimable.

4. ¿Qué nos señalan los registros empíricos?

Nos confirman que el sistema educativo tradicional-formal ha dejado su huella en muchos ciudadanos y ciudadanas, que no practican el pensamiento crítico. ¿Cómo lo podemos comprobar?[3] En que carecen de capacidad para contextualizar los hechos, en su ignorancia de que la política se rige por la lógica del poder, ya que no perciben la acción manipuladora de los medios de comunicación y no se preguntan por qué están concentrados y, en general, porque su mirada de la realidad política es de gran ingenuidad. Por ejemplo, no encuentran diferencias entre los gobiernos de Cambiemos y el Frente de todos, ya que todo el tiempo repiten: “todos son los mismo”.

También es claro que muchos ciudadanos y ciudadanas han “comprado” el “relato” que señala al peronismo y al kirchnerismo como los principales responsables del estancamiento político y económico de la Argentina. Tanto es así, que prefieren votar a cualquiera, sin más examen, antes que propuestas y candidatos que se vinculen al kirchnerismo.

Como no parten de la evidencia de la contradicción principal oligarquía-pueblo (ignorancia política y falta de formación), no se dan cuenta de que los gobiernos que surgen del riñón del bloque de poder oligárquico no sólo, no tienen la oposición del establishment, sino por el contrario, consiguen todo su apoyo. Contrariamente, los gobiernos de sesgo nacional y popular, aun con todos sus problemas para representar cabalmente a la nación y el pueblo, son boicoteados y desestabilizados todo el tiempo por el bloque oligárquico (uno de cuyos dispositivos de poder es la geopolítica de Washington). Este sólo hecho es suficiente para invalidar la comparación. No obstante, un gran porcentaje de la ciudadanía que estamos señalando los compara sin ningún fundamento. Y este es un dato fuerte. Decir que todos los gobiernos y políticos son iguales es un dato revelador del bajo nivel de formación política de quienes lo enuncian.

El dato más notable es que no perciben, por lo que no suponen, al “poder real” en el juego de la política. Esto hace que su lectura peque de una enorme ingenuidad política. En este nivel de conocimientos y competencias para leer la realidad política es entendible que la acción des-informadora y manipuladora de los medios de comunicación concentrados dé sus frutos y nos toque comprobar cómo repiten las falsas noticias (fake news) y las chicanas que difunden todo el tiempo los medios de comunicación hegemónicos para denostar a los partidos, figuras y políticos del frente nacional y popular.

Cómo encarar nuestras acciones de concientización en diferentes situaciones sociales

1. Lo primero que debemos dejar en claro en nuestras charlas, es que no estamos adoctrinando, sino promoviendo la concientización

Promovemos la concientización

Lo primero que tenemos que dejar bien claro en las acciones de concientización que se nos abren en las distintas situaciones que vivimos a diario en nuestra militancia política, es que estamos promoviendo la concientización.

Para fundamentarlo, es necesario señalar que nuestro posicionamiento es político y no partidario. Hablamos como ciudadanos y ciudadanas politizados, es decir, que hemos realizando, desde nuestra pertenencia al amplio campo popular, nuestra opción ético-política por la patria y el pueblo, en el marco de la contradicción principal oligarquía-pueblo.

¿Qué es la concientización?

La explicamos de esta forma: concientizar es una acción político-pedagógica que tiene como objetivo ayudar a pensar en forma crítica a la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. En esta tarea tenemos como referencia la búsqueda de la “verdad”, por lo tanto no hay ningún tipo de ocultación, tampoco hay imposición de alguna doctrina o teoría política, sino, desde la perspectiva del “constructivismo” dialógico, la idea es ayudar a que la ciudadanía aprenda a construir sus “propios” conocimientos y puntos de vista críticos sobre la realidad política.

La necesidad de conocer los condicionamientos y obstáculos para pensar en forma crítica la realidad

Para poder construir nuestros propios conocimientos, debemos aprender a leer entre líneas (de forma crítica) los de quienes nos rodean. Tenemos que aprender a comprender y criticar sus argumentos. Para ello debemos conocer los condicionamientos que existen para que los ciudadanos y ciudadanas, que conformamos el amplio campo popular, logremos pensar y entender en forma crítica la realidad política. Como venimos viendo, los obstáculos son muchos:

  • Una cultura dominante que, mediante su poder y recursos, impone un pensamiento y valores dominantes. Tengamos en cuenta que la cultura dominante tiene la capacidad de influir psico-biológicamente en la ciudadanía, lo que influye notablemente en su marco de valores,

 

  • Un sistema educativo en manos del bloque de poder oligárquico, que no forma educandos con pensamiento crítico y conciencia política,
  • Medios de comunicación hegemónicos, que desinforman y manipulan,
  • Redes sociales en manos de las grandes plataformas digitales.

Nuestro posicionamiento trasciende los partidos políticos

En todo momento debemos dejar bien en claro que analizamos la realidad política desde nuestro posicionamiento como ciudadanos politizados y no partidizados.

Pensamos y hablamos desde nuestra “identidad política”, que se define cuando realizamos, en el marco de la contradicción oligarquía-pueblo, nuestra opción ético-política por la patria y el pueblo. Queda bien claro en nuestro posicionamiento, que nuestra identidad política trasciende, y es previa y fundante de la identidad partidaria. Debemos dejar bien claro que nuestro posicionamiento trasciende a los partidos políticos. Como en este contexto nos damos cuenta de quiénes son nuestros verdaderos enemigos, esto es clave para convocarnos a la búsqueda de la unidad del amplio campo popular.

2. Los condicionamientos que presenta nuestro establishment para pensar en forma crítica la realidad política y los recursos para ayudar a su superación

Los registros empíricos nos señalan:

  1. La evidencia de la contradicción principal

La evidencia, en tanto hecho objetivo, de una contradicción principal, que denominamos oligarquía-pueblo. Por un lado, es muy evidente su existencia, aunque haya tantos ciudadanos y ciudadanas que no la vean, o que la ven, pero no extraen todas las consecuencias sociales y políticas que de ella se derivan. Por otro lado, no alcanza con verla, sino que hay que reflexionar sobre todo lo que de ella se deriva. La contradicción expresa el “poder real”, un factor clave para comprender la realidad política.

Nosotros sostenemos que “sin suponer la contradicción principal oligarquía-pueblo, es imposible leer en forma crítica la realidad política”.

Y existe una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas que no lo hacen. Y no es difícil darnos cuenta de quiénes son los que no suponen esta contradicción en sus análisis de la realidad política. ¿Cómo nos damos cuenta? Mediante las señales que nos brindan cuando charlamos con ellos:

  • Como sólo conocen el significado “partidario” del concepto de política (desconocen su significado “social”) todos sus análisis los realizan en el marco de la disputa partidaria de la democracia liberal. Creen que la “política” se juega “exclusivamente” en la disputa partidaria. Y creen firmemente que el poder está exclusivamente en los gobiernos. Siempre charlan y debaten sobre la base de la confrontación de gobiernos, sin tomar en cuenta de que:

a) Detrás de los gobiernos está el bloque de poder oligárquico, el poder real y

b) Las influencias y condicionamientos del poder real sobre los gobiernos que expresan los intereses y valores de la oligarquía no son los mismos que los que existen sobre los que defienden los intereses y valores de la nación y el pueblo. Está comprobado, y los hechos objetivos lo confirman plenamente, que los bloques de poder oligárquico de los diferentes países de la región no “cesan nunca” de boicotear y desestabilizar a los gobiernos de sesgo nacional y popular. Por lo tanto, no se puede juzgar con la misma vara a los gobiernos progresistas y a los neoliberales. Pero claro, para los que en sus análisis no consideran al poder real, estos dos tipos de gobiernos son lo mismo. “Son todos lo mismo”, es lo que responden habitualmente. Otra de sus respuestas habituales es: “Hace 70 años que se suceden gobiernos tras gobiernos y siempre estamos igual o peor”. Lo que no saben, porque, como veremos, no suponen la contradicción principal oligarquía-pueblo, es que los “principales responsables” del estancamiento estructural de los países de la región son los bloques de poder oligárquicos de los países de la región, en cada uno de los cuales tiene una “fuerte injerencia” e interviene la geopolítica de los EE.UU. Esto no quiere decir que no haya una responsabilidad de los demás agentes políticos, como son los gobiernos y los pueblos. Si bien los gobiernos y los pueblos tienen una responsabilidad, no es ésta la que explica los grandes problemas estructurales y déficits sociales de nuestros países. El estancamiento económico, el desempleo, la pobreza y la falta de desarrollo son responsabilidad del accionar del bloque de poder oligárquico en su doble tarea de: 1) Boicotear, desestabilizar y destituir a los gobiernos de sesgo nacional y popular y 2) Instalar y promover el desarrollo de gobiernos y políticas de corte neoliberal.

  • En su discurso no aparecen los conceptos de “poder real”, “oligarquía”, “sectores dominantes”, “geopolítica de Washington”, establishment, etc. En sus análisis y relatos, que son dominantes, ocultan la existencia del “poder real, lo cual promueve y genera una notable desinformación en la sociedad.
  • Este desconocimiento alimenta la gran ingenuidad de creer que todos los gobiernos tienen “buenas intenciones”, que vienen a solucionar los problemas del país y del pueblo. Nada más lejos de la realidad. Hay gobiernos, como lo hemos vivido, que sienten la preocupación de atender los intereses de la nación y el pueblo, pero respecto de los gobiernos que representan los intereses y valores del bloque de poder oligárquico, los gobiernos de la derecha neoliberal, es muy ingenuo pensar que sus intereses son los de la nación y el pueblo. No obstante, en las entrevistas a diferentes ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular, sus respuestas nos indican, sobre todo cuando dicen: “hay que tener esperanzas”, que no entienden la cuestión, que creen ingenuamente en las buenas intenciones de los gobernantes. La derecha neoliberal, sin ninguna duda, trabaja para los intereses de las corporaciones multinacionales y los de la geopolítica norteamericana en la región. Existen infinidad de pruebas que lo confirman.

Para mostrarles dónde está el poder real a los que compraron el discurso del bloque de poder oligárquico, nada mejor que apelar a los datos duros de los tres ciclos anteriores de gobiernos neoliberales[4]. De este texto resumimos los siguientes datos duros:

Gobierno neoliberal de la dictadura cívico-militar genocida de 1976:

Antes:

Ahora, ¡memoria consciente por favor! Recordemos estos datos. Al inicio del infame período de la dictadura la “deuda externa” de la Argentina ascendía a 4890 millones de dólares. Los índices de pobreza, por su parte, estaban en un 4,6% por ciento y la desocupación era de, más o menos, el 3%.

Después:

La política económica neoliberal de la Junta aniquiló la industria nacional abriendo indiscriminadamente las importaciones, llevando al colapso a miles de pymes. Y cuando terminó el gobierno de facto, la deuda externa ascendía a 65.300 millones de dólares, la pobreza estaba en el 37%, mientras que la desocupación era del 9%. Después de más de 7 años de dictadura militar, en 1983, los números asustan, la deuda pública estaba en el 64,2% del PIB, la tasa de inflación era superior al 400% y la deuda externa llegaba al 49,6% del PBI.

Gobierno neoliberal de Carlos Menem (aplicó a rajatabla el Consenso de Whashington);

De la misma forma que en el gobierno neoliberal anterior, su economía estuvo conducida en un principio por Bunge y Born, no obstante su ministro estrella de economía fue el ya notorio por ese entonces Domingo Cavallo. Los resultados del menemismo fueron desastrosos:

– Duplicó la deuda externa, que alcanzó a 145.000 millones de dólares.

– La pobreza llegó al 36% y la indigencia al 8,6%.

– La desocupación también fue récord, 14,5%.

Después de este gobierno, en 1999, los votos de la ciudadanía pusieron en el gobierno a la Alianza (UCR-Frepaso), que siguió aplicando la misma receta neoliberal, a tal punto que el ministro de Economía volvió a ser Domingo Cavallo. Cuando el estallido social de 2001 puso fin al gobierno de la Alianza, la deuda externa era de 132.000 millones de dólares, la desocupación llegaba a más de 18% y la pobreza estaba en el 36%, subiendo, a raíz de la crisis, a casi el 54% en 2002.

El gobierno de Cambiemos (Mauricio Macri):

Esta última ola también fue desastrosa. El gobierno del mafioso Mauricio Macri, porque no sólo representó los intereses más oscuros de la oligarquía, sino que también realizó los propios, ahora de los dos lados del mostrador, dejó tierra arrasada a su paso. Los resultados indignan y debería sorprendernos el cinismo de pretender volver al gobierno para seguir haciendo lo que hicieron contra el país y su pueblo:

– Mauricio Macri tomó deuda por más de 140.000 millones de dólares (entre ellos el préstamo del FMI).

– Generó, mediante la liberalización del mercado de cambios, una fuga de 110.000 millones de dólares, de los cuales en el país no quedó ni un solo dólar.

– La pobreza alcanzó, en 2019, a más del 35% en promedio y el desempleo al 10%. – Bajaron sus persianas casi 25.000 pymes.

– Las tarifas de la energía (gas y luz) se elevaron de forma escandalosa y confiscatoria para los sectores populares y la clase media. Según los datos del índice de precios al consumidor (IPC) de la ciudad de Buenos Aires, entre 2015 y 2017 la electricidad aumentó un 562%, el agua un 338% y el gas un 223%.

– El peso fue la moneda de peor desempeño en el mundo en 2018 y 2019.

En los últimos 45 años estas tres oleadas neoliberales tuvieron el mismo resultado;

– Sobreendeudamiento que derivó en un fuerte aumento de la deuda externa.

– Fuga de capitales.

– Especulación financiera.

– Altos índices de inflación.

– Cierre de industrias y comercios.

– Aumento del desempleo, de la pobreza y de la indigencia.

Para todos aquellos y aquellas que repiten como loros la misma canción, de que la causa de la decadencia argentina es el peronismo y el kirchnerismo, están estos datos “duros”, que dejan bien en claro quiénes son los verdaderos responsables del fracaso político, social y económico de la Argentina.

Llévenlos en una anotación y coméntenselos a los que repiten la misma canción que inventaron los medios de comunicación hegemónicos, de que la culpa del problema argentino la tienen el peronismo y el kirchnerismo.

Por eso, una buena pregunta para comenzar nuestra concientización es:

¿Usted cree que el poder de gobernar está totalmente concentrado en el presidente/ta?

  1. La contradicción principal explica la concentración de los medios de comunicación, uno de los principales dispositivos de poder del bloque oligárquico

De la contradicción principal se infieren una serie de hechos que son fundamentales para entender la gravitación del poder real en la política:

  • El ADN esencialmente dominador de la oligarquía nos explica la concentración de los medios de comunicación masivos que, de esa forma, se convierten en hegemónicos. Medios de comunicación al servicio de los intereses y valores del bloque de poder oligárquico. Que podríamos denominar: “Partido mediático”,
  • También el contubernio entre los medios de comunicación hegemónicos y una parte del Poder judicial (fiscales. Jueces y Corte Suprema de justicia), da lugar a la “guerra jurídica” (lawfare), mediante la cual se boicotea y ataca, mediante operaciones mediático-judiciales, a los gobiernos de sesgo nacional y popular, así como a sus figuras políticas (funcionarios y líderes). Que también podríamos denominar: “Partido judicial”,
  • Aquí hay un núcleo problemático que es fundamental. El bloque de poder oligárquico, como le manda su ADN, necesita imponer su dominación a la mayoría del pueblo, para lo cual tiene que desarrollar y promover lo que denominamos “manipulación subjetiva de la ciudadanía”, lo que realiza a partir de la concentración mediática y su ejército de falsos periodistas mercenarios que tienen por tarea “desinformar” y “manipular” a la población mediante la “construcción” de una opinión pública enajenada dominante.
  • Aquí hay una vertiente clave para poner en juego nuestra tarea de concientización, ¿por qué lo decimos?:

1) Porque el discurso de una cantidad muy importante de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, sin ninguna duda, ha sido impactada por esta “manipulación subjetiva”, basada en una gran desinformación mediante el silenciamiento de ideas, hechos y conceptos, así como en la descontextualización de conceptos y categorías de análisis, que son tergiversadas en sus significados, como por ejemplo, las ideas de “cambio”, “libertad”, “orden”. “gobernabilidad” y otras,

2) Porque no es difícil percibir en sus razonamientos la falta de información y la presencia de información manipulada. ¿Cómo lo comprobamos?

  • Veamos algunos ejemplos paradigmáticos, conseguidos a partir de nuestras entrevistas en las calles (Sergio en la calle), que se repiten en muchos ciudadanos y ciudadanas:
  1. Cuando se les pregunta ¿por qué votaron a Milei?, la respuesta es: “porque quería un cambio” y cuando se les pregunta ¿qué cambio quería?, no saben qué responder y se van de cabeza hacia el gobierno anterior, señalando: ¿a usted le parece que podíamos seguir con un gobierno como el de Alberto?, otros dicen, “basta de kirchnerismo”, otros señalan, “esto es culpa del peronismo”, necesitábamos un “cambio”. Ahora bien, está muy claro que, tanto el concepto vacío de “cambio”, como la estigmatización y el rechazo y odio al kirchnerismo y el peronismo, todo esto, es un resultado de la construcción de opinión pública enajenada por parte de los medios de comunicación concentrados y las redes sociales dominadas por el bloque de poder oligárquico,
  2. Cuando les pedimos que le digan algo a Milei, lo hacen con un gran nivel de ingenuidad política, porque le piden que recapacite, que piense en los pobres, que tenga empatía, lo que revela que no tienen idea de quién es Milei y, sobre todo, de a quiénes representa, quiénes son sus mandantes, de los cuales él es un títere o testaferro.
  3. Un sistema educativo en el marco de los intereses del establishment

También ignoran que el sistema educativo no forma, no formó, ni formará, mientras la democracia esté bajo el mandato del bloque de poder oligárquico, ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política. ¿Cómo lo explicamos? Si el sistema educativo está en manos de los sectores dominantes, como ocurre, sería una gran ingenuidad creer que van a promover una educación que ponga a la ciudadanía en su contra, que le provea herramientas para luchar en contra de ellos.

Este es un factor que incide en la formación política y que debemos tener en cuenta, entre otras cosas, para explicar el bajo nivel de alfabetización política de una parte importante de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.

El sistema educativo es una base promotora de ignorancia política, sobre la que luego trabajan los medios de comunicación hegemónicos y las redes sociales. El resultado es una población con un bajo nivel de alfabetización política, lo que, lamentablemente, se traduce en un voto de baja calidad que pone en peligro a la democracia y, consecuentemente, a los intereses de la nación y el pueblo.

Los límites de la democracia liberal para promover pueblos empoderados

Ya mostramos y fundamentamos ampliamente una realidad que no podemos ignorar, que en las democracias liberales bajo el mandato de la oligarquía, como la nuestra y la gran mayoría de las existentes, los sistemas educativos, los medios de comunicación y las redes sociales, no forman ciudadanía crítica y con conciencia política, lo que es imprescindible para lograr la “politización” de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. Y no sólo no promueven dicha formación “politizadora”, sino que están creados y utilizados para todo lo contrario, es decir, para “despolitizarla”.

Esto tiene una explicación, es muy ingenuo pensar que las oligarquías brindarían una educación que posibilitara el pensamiento crítico y la conciencia política del pueblo para luchar en su contra. Porque, como decía Paulo Freire, las clases dominantes no se suicidan.

Vamos a mostrar ahora por qué los partidos políticos y gobiernos de sesgo nacional y popular, tampoco pueden, por las limitaciones que le impone la democracia liberal, promover la formación política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.

Tenemos que saber que las conductas y el accionar de los políticos y los gobiernos están direccionados por las particularidades de su contexto de desempeño, que es el de las reglas de juego de la democracia liberal.

Por eso, entre la promoción de afiliados y votantes, y la información y formación política de la ciudadanía, es evidente, que los políticos, de todos los partidos, frentes y alianzas, están determinados a priorizar la tarea de sumar afiliados y votantes.

¿Por qué deben priorizar la tarea de crear afiliados y votantes? Porque de ello dependen sus posibilidades de hacerse con la administración del Estado, así como de mantenerse en el gobierno. Al ser este su principal imperativo, todos sus recursos deben ser aplicados a este objetivo. Es evidente que la formación de “ciudadanía politizada», la única que puede garantizarnos el verdadero empoderamiento del pueblo, no está entre sus principales objetivos. Pero esta actitud, como veremos a continuación tiene sus costos.

Nuestra tesis es que, en las democracias liberales, sin pueblos empoderados, los gobiernos de sesgo nacional y popular, no pueden sostenerse.

Las reglas de juego de la democracia liberal los obligan a priorizar, no sólo los frentes electorales por sobre los frentes para gobernar enfrentando al bloque de poder oligárquico, sino a la promoción y creación de afiliados y votantes por sobre la imperiosa necesidad, que no perciben o no quieren percibir, de promover el empoderamiento del pueblo que, como mostramos y fundamentamos, requiere una verdadera formación política crítica de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.

Es importante saber que sin pueblos empoderados que los sostengan y apoyen, los gobiernos de sesgo nacional y popular están condenados a ser desalojados de la administración del Estado y vivir en una alternancia perversa con gobiernos de la derecha y ultra derecha neoliberal. Lo que nos viene ocurriendo hasta hoy en la Argentina.

También es importante saber que el empoderamiento material, el logro de una movilidad social ascendente, que producen los gobiernos de sesgo nacional y popular para la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, no alcanza para superar la alternancia perversa señalada. El empoderamiento material está muy bien, pero sin un empoderamiento realmente político, esto es, sin formación, compromiso y participación política, no superaremos la alternancia perversa.

Está comprobado que las clases medias empoderadas en lo material, tenemos los casos, por ejemplo, de los gobiernos peronistas en la Argentina y del PT de Lula en Brasil, que posibilitaron su movilidad social ascendente, una vez conseguida volvieron a votar a la oligarquía. Entonces, queda claro, que el empoderamiento material no es suficiente, sino que se requiere de un empoderamiento que permita su verdadera politización, que se consigue con información crítica y formación política ciudadana.

Sin pueblos que se constituyan con más de un cincuenta por ciento de su ciudadanía realmente politizada, lo que no ocurre en nuestro país, ni tampoco en los demás países de la región, la democracia liberal, que es una democracia formal seguirá estando bajo el mandato de la oligarquía. Seguiremos en los nefastos ciclos de alternancia perversa.

Es ingenuo, y reconozco mi error, porque lo he cometido, creer que a los partidos políticos y a los gobiernos de sesgo nacional y popular[5] les importa el objetivo de formar ciudadanía politizada. Lo que sí les interesa, como algo central, es la formación de ciudadanía, pero partidizada. Simplemente porque la democracia liberal les impone como preocupación central para alcanzar el gobierno y mantenerse en él, conseguir afiliados y, en su momento, votantes. Por supuesto, esta restricción hace que no tengan recursos, ni tiempo, para una tarea que nosotros consideramos fundamental para poder contar con un “proyecto de poder”, la formación de ciudadanía crítica y con conciencia política, pasos clave del empoderamiento popular. Y sin un verdadero empoderamiento popular, no podrán sostenerse en la administración del Estado.

Es oportuno recordar que otra de nuestras tesis es que los gobiernos de sesgo nacional y popular, frente al enorme poder del bloque de poder oligárquico, necesitan contar con un proyecto de poder con condiciones de viabilidad. Llevar adelante dicho proyecto de poder requiere desarrollar diferentes recursos para transformar una realidad muy adversa a los gobiernos nacionales y populares en nuestro país y la región. Uno de los principales problemas existentes es el de los medios de comunicación concentrados en manos de la oligarquía y las redes sociales bajo su dominio, que imponen una hegemonía educativo-cultural que bloquea la formación, participación y movilización política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. Aquí está en juego el poder popular, que en las democracias formales como las liberales, está en potencia y cuya actualización requiere del empoderamiento popular, que ya sabemos que el sistema no va a despertar. Aquí están los fundamentos de la transición de la democracia formal a la real, tarea que tiene como principal sujeto al pueblo mismo.

Sin embargo, la ciudadanía no se empodera con la filiación partidaria, sino con la auténtica formación política, que los partidos, alianzas y frentes políticos, por supuesto, no van a brindar. Si hablan de formación es de formación de “cuadros”, pero partidarios. Tengamos claro que ambas formaciones son diferentes, porque tienen fundamentos y objetivos distintos.

La formación de cuadros tiene como fundamentos y objetivos formar políticos para desempeñarse en el contexto de la confrontación partidaria de la democracia liberal. En cambio, la formación política de la ciudadanía tiene como fundamentos y objetivos formar ciudadanos y ciudadanas politizados, que no es lo mismo. Los primeros confrontan en el contexto de la democracia liberal, donde se pelea por la administración del Estado, pero los segundos lo hacen en el contexto de la contradicción principal oligarquía-pueblo, que es donde se lucha por el poder real.

Una primera conclusión que extraemos es que no debemos esperar que los partidos frentes y alianzas realicen acciones de formación política de la ciudadanía, porque, evidentemente, no es su objetivo. Su objetivo principal y excluyente, porque lo requieren para seguir competitivos en la confrontación partidaria, es conseguir votantes.

Ahora bien, para conseguir votantes hay que, inevitablemente, crear campañas de marketing. No obstante, si bien los partidos y alianzas de la oligarquía tienen objetivos diferentes a los de los partidos y frentes de sesgo nacional y popular, fíjense que la publicidad de las campañas de ambos tiene la misma forma, ambas no pueden dejar de producirse y desarrollarse bajo las normas y reglas del marketing político. Debo decir que este es un rasgo, aunque inevitable, que me molesta mucho cuando lo veo en los partidos y frentes de índole nacional y popular.

Y esto se aplica a todos los partidos, alianzas y frentes, incluidos los de sesgo nacional y popular. ¿Por qué ocurre esto? No es difícil de entender, lo impone la confrontación partidaria, que es un rasgo esencial de la democracia liberal.

Y nosotros tenemos muy claro que la formación política de la ciudadanía no puede realizarse con las normas y reglas del marketing que, inevitablemente, tiene objetivos manipuladores.

Es momento de señalar que no estamos negando a la democracia liberal, sino que partimos de un supuesto que es clave: la toma de conciencia de que la democracia liberal es una democracia formal, que debemos defender con toda decisión porque es la base de sustentación de la real, pero que no alcanza para lo que necesitamos, una democracia sustantiva, en donde el pueblo tenga un verdadero poder. Por eso, sostenemos la necesidad de una “transición” hacia una democracia que denominamos “real”. Porque sólo con pueblos realmente “empoderados” lo lograremos. Y los pueblos comienzan a empoderarse con información crítica y formación política, esto es, cuando se “politizan”.

Los pueblos desinformados, manipulados y sin una verdadera formación política son, lamentablemente, un blanco perfecto para la manipulación de las oligarquías. Lo que hemos vivido y sufrido tantas veces en nuestro país y que hoy, desgraciadamente, estamos volviendo a sufrir.

En democracias liberales que, como podemos comprobar, están bajo el mandato de la oligarquía, es muy ingenuo pensar que se va a promover la politización de la ciudadanía, por el contrario, el proceder de la oligarquía siempre es despolitizador.

No van a promover la formación política crítica desde un sistema educativo que históricamente dominan, ni desde los medios de comunicación, que están concentrados para desinformar y manipular, y lo mismo pasa con las redes sociales. Esto nos obliga a pensar y accionar desde iniciativas nacidas en el seno del pueblo, en la denominada sociedad civil.

Tenemos que tomar conciencia de que la oligarquía tiene olfato y capacidad para dominar a las mayorías, a los pueblos. Saben, y lo practican muy bien, que la clave está en promover y mantener una ciudadanía apática, descomprometida y pasiva, para lo cual han creado un sistema de información y formación con el objetivo de “construir” una “opinión pública”, que nosotros denominamos “enajenada”, favorable a sus intereses y valores. La “opinión pública enajenada” legitima los intereses y valores del bloque de poder oligárquico, que evidentemente no son los suyos. Esto se traduce en la desgracia de darle consenso y votar a sus verdugos.

Sabemos que el pensamiento dominante en una sociedad es el de los sectores dominantes. ¿Por qué? Es simple de entender, porque disponen de los medios para lograrlo. Crean y desarrollan sistemas educativos orientados por sus valores e intereses, se adueñan y monopolizan los medios de comunicación, dominan las redes sociales y disponen del lobby para ensobrar a funcionarios, políticos, fiscales, jueces y periodistas mercenarios. En fin, con todo este poder la democracia liberal les es propicia porque tienen la capacidad de construir “opinión pública”, que vale denominarla “enajenada”, porque se constituye de ciudadanos y ciudadanas que votan en contra de sus intereses y valores de clase.

Muchas veces dijimos que en una sociedad donde los medios de comunicación están concentrados en manos de la oligarquía, la democracia termina siendo un cartón pintado, ya que se debilita considerablemente y pierde intensidad. Los gobiernos, aún los de sesgo nacional y popular, quedan a merced del bloque de poder oligárquico. Esto tiene un impacto muy negativo en los sectores del amplio campo popular que creyeron y apostaron por dicho gobierno, que se sienten traicionados y pierden la brújula, con lo cual se les abre el camino a los partidos y alianzas de la derecha neoliberal para conseguir el consenso y voto de los desilusionados. Volvemos así al ciclo de alternancia perversa que viene impidiendo las políticas de Estado que necesitamos para una verdadera transformación nacional y popular.

Dónde está, entonces, el punto nodal para una transformación definitiva de nuestra nación, que no puede desligarse de una transformación definitiva regional, de lo que denominamos “patria grande”. Nosotros no dudamos de que está en los pueblos, pero en pueblos empoderados, lo que requiere encarar una lucha de gran relevancia.

Creemos que hoy estamos en una etapa de resistencia, que debería ser la base para articular una avanzada que nos permita pasar de la reactividad a la proactividad. Pero, mientras tanto es imprescindible que no nos invada “el no se puede”, que no nos hundamos en la resignación. Si creemos que “es imposible la transformación”, entonces, confirmamos e instalamos la “impotencia”. Es la profecía autocumplida.

Lo que sabe el ciudadano politizado

¿Qué es lo que sabe el ciudadano politizado?:

  • Sabe que la única y verdadera grieta social es la contradicción principal oligarquía-pueblo, que es una evidencia irrefutable, todas las demás, como peronismo-antiperonismo, kirchnerismo-macrismo, kirchnerismo-mileismo, peronismo-radicalismo, etc, son contradicciones secundarias, falsas antinomias, inventadas y promovidas por el bloque de poder oligárquico, en el marco de la democracia formal, con el objetivo de dividir y fragmentar al amplio campo popular.
  • Sabe que suponer la existencia de la contradicción principal oligarquía pueblo es fundamental para comprender en forma crítica la realidad política.
  • Sabe que el “poder real” influye en forma decisiva en los dos contextos, por supuesto en el de la contradicción principal oligarquía-pueblo y, también, en el de la confrontación partidaria de la democracia liberal.
  • Sabe, por eso, que cuando los ciudadanos comunes entienden a la política en forma exclusiva en el marco de la disputa partidaria, esto es, sin considerar al “poder real”, se anula su capacidad crítica para entender su dinámica y caen en razonamientos y conclusiones equivocadas y perjudiciales, tanto para ellos mismos, cuanto para la patria y el pueblo.
  • Sabe que de su conciencia política y compromiso depende el destino de todos.
  • Sabe que la soberanía que ha enajenado en sus representantes sólo puede ser recuperada con pensamiento crítico, conciencia política y compromiso en la lucha por la patria y el pueblo.
  • Sabe que una de las raíces del estancamiento argentino y la mala situación del pueblo está en la batalla educativo-cultural que, la oligarquía con su poder, está ganando hasta el momento.
  • Sabe que de la reflexión crítica sobre la contradicción principal oligarquía-pueblo, se deducen un conjunto de saberes que son esenciales para su formación política.
  • Sabe, por ejemplo, que la oligarquía posee un ADN dominador, de ambición ilimitada de poder, insensibilidad social y falta de empatía con el pueblo, que va más allá de todo límite ético. Su ADN nos señala, con claridad, que la oligarquía es antidemocrática por naturaleza. Esto hace que, con ella, sea imposible cualquier tipo de diálogo y consenso. Por eso, sabe que es ingenuo e ilusorio buscar la unidad nacional con ella. De ahí que la tan trillada idea de que, frente a un gobierno como del de MIlei, hay que esperarlo y mantener una esperanza de cambio, es asumir una posición política de enorme ingenuidad. Con la oligarquía sólo quedan las instancias de negociación. Pero siempre sobre la base de posiciones de poder, de ahí la importancia de formar parte de un pueblo empoderado.
  • Sabe que es ingenuo e ilusorio pensar que los representantes de los intereses y valores de la oligarquía pueden llegar a tener objetivos y acciones favorables a los intereses nacionales y populares. La oligarquía siempre va a gobernar a favor de sus intereses y valores y contra los del pueblo.
  • Sabe que es imposible ser a-político, porque el sólo hecho de manifestarlo ya conforma una decisión política con consecuencias políticas. Sí, es posible ser a-partidario.
  • Sabe que el bloque de poder oligárquico, dado su ADN antidemocrático, necesita manipular a la población, a los efectos de legitimar sus objetivos políticos. Para ello, ejercita desde tiempos inmemoriales dos modalidades básicas de dominación: 1) Contra la voluntad de los dominados y 2) A favor de la voluntad de los dominados. Contra la voluntad de los dominados utiliza la represión física y psicológica, mediante las fuerzas de seguridad y las tropas militares. Y para lograr la “sumisión voluntaria” de los dominados se sirve de cuatro herramientas educativo-culturales, que son:
  1. La imposición de la “cultura dominante”, bajo la premisa comprobable de que el pensamiento dominante es el de los sectores dominantes, que se basa en una extendida sedimentación de los valores del sistema dominante que tiene un impacto en la estructura psico-biológica de las personas, por lo que se la denomina “biopolítica” (ver biopolítica, página 239),
  2. Los sistema educativos tradicionales,
  3. Los medios de comunicación hegemónicos,
  4. Las redes sociales dominadas por el bloque de poder oligárquico.

 

En síntesis, sabe que la dominación es cultural, educativo-formal y comunicacional. Esta última, la comunicacional, a su vez, se expresa de dos formas: a) Dominación comunicacional de masas, mediante los medios de comunicación hegemónicos y b) Dominación comunicacional segmentada (a la carta), mediante las redes sociales y sus burbujas de filtro.

Es obvio, que la dominación contando con la voluntad de los dominados es la más económica y que más y mejores resultados les dieron y les sigue dando a las oligarquías. ¿Por qué es económica? Porque para la dominación de la población no se requiere de un panóptico, es decir, de un despliegue de instrumentos y recursos humanos que visualicen y controlen en todo momento las acciones de la población. Como la dominación subjetiva se basa en la manipulación de las conciencias, es la propia población manipulada la que se encarga de ejercerla y controlarse a sí misma.

  • Sabe que el bloque de poder oligárquico, que también denominamos “establishment” o “poder real”, está conformado por diferentes dispositivos de poder articulados estratégicamente, como la embajada de los Estados Unidos, el círculo rojo de los grandes empresarios argentinos, los fondos buitre, los medios de comunicación hegemónicos, las redes sociales que dependen de las grandes plataformas digitales, el sistema educativo, etc., tiene recursos y competencias para “construir” un opinión pública dominante que legitime sus intereses y valores. Esta opinión pública la denominamos “enajenada” porque legitima intereses que no son los propios.
  • Sabe que la clave para tomar la decisión de darle consenso y votar a una alianza, partido o candidato, es “descubrir” qué intereses representa. Nosotros lo denominamos “criterio de la representación de intereses”. Si aprendemos a realizar esta acción, jamás nos equivocaremos.
  • Sabe que la realidad política se desarrolla en dos contextos: 1) El de la lucha por el poder real, en el marco de la contradicción principal oligarquía-pueblo y 2) El de la confrontación partidaria por la administración del Estado. En el primero su presencia, participación y lucha se le requiere todo el tiempo, mientras que en el segundo se le requiere cada dos años y en los cortos períodos determinados por la disputa partidaria.
  • Sabe que la acción política se ejerce en estos dos contextos:

1) El de la contradicción principal oligarquía- pueblo, donde se lucha por el “poder real” y

2) El de la confrontación partidaria, donde se dirime la administración del Estado, Siendo el primero el más decisivo.

Son el “contexto de la politización” y el “contexto de la partidización”. Pero, si bien estos contextos no se contraponen, sino que se articulan, comprende que es importantísimo saber diferenciarlos.

¿Por qué es tan importante su diferenciación? Porque de ella depende la valorización de la acción política ciudadana, esto es, la valorización de la política, término denostado intencionalmente por el bloque de poder oligárquico, uno de cuyos objetivos principales es “despolitizar” a la población.

¿Cómo se diferencian? Por las características y funciones de cada uno. El contexto de la contradicción principal, que es donde se pelea por el poder real; subsume al de la disputa partidaria, que es el contexto de la democracia liberal (formal). ¿Cómo y por qué lo subsume?:

Veamos. En el contexto de la contradicción principal es donde:

  • Definimos nuestra identidad política (o ideológica). Y lo hacemos a partir de la opción ético-política por la patria y el pueblo. Esta definición es muy importante porque se convierte en un fundamento clave para:

1) Lograr la “unidad del amplio campo popular, ya que esta opción trasciende el marco de los partidos y sus antinomias,

2) La definición de nuestra identidad partidaria, ya que la identidad política se convierte en un parámetro clave para elegir nuestra representación partidaria,

3) Entender la diferencia entre la “militancia política” y la “militancia partidaria, comprendiendo que la primera es insoslayable y la segunda puede no existir, además, entender también, que la segunda debe fundarse en la primera. Que quede bien claro que la opción partidaria tiene que encontrar su fundamento en la opción política adoptada. A partir y tomando como fundamento nuestra identidad política, definimos, en una instancia posterior, nuestra identidad partidaria.

– Sabe, y esto también es muy importante, que una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas creen, ingenuamente, que existe un solo contexto político, creen que en el contexto de la disputa partidaria de la democracia liberal es donde, en forma “exclusiva”, se dirime la realidad política, lo que es un gravísimo error. Por eso, tenemos que saber cómo y por qué se da esta situación tan lamentable para la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, así como para la defensa de la patria y el desarrollo de la nación. ¿Por qué, para un amplio sector de la ciudadanía, el concepto de “política” tiene un único significado, el partidario?:

La respuesta que encuentra es: Porque el bloque de poder oligárquico, utilizando los medios de comunicación concentrados y las redes sociales que domina, logró construir una opinión pública enajenada, es decir, despojada de pensamiento crítico y conciencia política. En una palaba, “despolitizada”. Y el ciudadano y la ciudadana despolitizados “ignoran” muchas cosas:

  • Por empezar, no saben que no saben, ignoran su ignorancia.
  • Ignoran, por ejemplo, la gravitación del poder real en la dinámica política. Ignoran la existencia de dos tipos de corrupción, 1) La vernácula o coyuntural y 2) La cipaya o estructural. Ambas son malas, pero la segunda es mucho más perversa, porque supone la “entrega” del país. Por ejemplo, no ven corrupción en contraer deuda externa y luego fugarla, tampoco la ven en la Ley ómnibus Por eso, en sus análisis parten de hipótesis que la realidad no confirma de ninguna manera. Todas hipótesis que encuentran su fundamento en la desinformación y manipulación de los medios de comunicación masivos y las fake news (falsas noticias) que los sectores dominantes difunden todo el tiempo. Esta creencia prácticamente los deja afuera de la lucha por la transformación de la realidad, ya que si sólo participan en el contexto de la disputa partidaria cada dos años, están ejerciendo una pequeña parte de su poder soberano, se están quedando afuera de la lucha por el poder real, que tiene una influencia decisiva en la realidad social y política de su país, de su región y del mundo.
  • Ignoran que los conceptos y categorías políticas no tiene un “único” significado, sino que adquieren significados diferentes de acuerdo a los contextos en los que son enunciados. Por ejemplo, el concepto de “libertad”, que en el contexto del pensamiento libertario de Milei, es la libertad de mercado, en realidad como señalamos nosotros, es la libertad de zorro en el gallinero, la libertad para oprimir. Contrariamente, en el contexto del campo popular, el concepto de libertad se convierte en el de “liberación”, cuyo significado es el de dejar de ser oprimidos[6].

– Sabe que la democracia liberal es una “democracia formal”, una democracia bajo el mandato de la oligarquía y, por lo tanto, débil y de baja intensidad. Por eso lucha para que se convierta en una “democracia real”.

– Sabe que la “transición de una democracia formal a la real” requiere del empoderamiento del pueblo y, este último tiene un primer paso fundamental en la alfabetización política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.

– Sabe, también, que la “democracia formal” es imprescindible para conseguir una “democracia real”, por lo que estima imprescindible defenderla de las amenazas a la que está sometida por la extrema derecha rabiosa.

– Sabe que existen dos militancias 1) La política y 2) La partidaria, y que la partidaria debe fundarse en la política. Si bien la militancia partidaria puede estar ausente en su vida, la militancia política es insoslayable, porque no es posible la “neutralidad” política.

– Sabe que el concepto de política tiene, por lo menos dos significados, 1) El social y 2) El partidario, y que el partidario encuentra su fundamento en el social.

– Sabe que existen dos tipos de corrupción: 1) La coyuntural, vernácula, que es transversal a todos los gobiernos, que podemos denominar “doméstica” que, en distintos niveles, existe en todos los países y 2) La corrupción estructural o cipaya, la peor de todas, que destruye a los países y sus pueblos. Si bien toda corrupción es mala, la estructural, la cipaya, es la peor y más nefasta de todas.

– Sabe que el bloque de poder oligárquico debe “ocultar” la corrupción cipaya, la corrupción estructural que practica todo el tiempo, porque la ciudadanía sólo debe conocer la corrupción vernácula, la corrupción coyuntural, que es transversal a todos los gobiernos. Por ejemplo, la Ley Ómnibus que presentó Milei en el Congreso es, sin ninguna duda, un hecho de “corrupción cipaya”, que los medios hegemónicos entreguistas no denunciaron como tal.

– Sabe que la realidad política se desarrolla en dos escenarios: 1) El local, el de su país y de su región y 2) El global, el de la geopolítica.

– Sabe que el escenario local, el de su país y de su región, no puede entenderse fuera del contexto de la geopolítica de los Estados Unidos, la geopolítica del patio trasero. Sin embargo, también sabe que una parte importante de la ciudadanía lo desconoce, porque le es ocultado por el bloque de poder oligárquico.

– Sabe que el poder real es siempre ocultado por el bloque oligárquico, porque la oligarquía no puede blanquear su naturaleza antidemocrática, por lo que siempre debe esconder su representación del poder real.

– Sabe que la democracia liberal (democracia formal) le permite al bloque de poder oligárquico, antidemocrático por naturaleza, “camuflarse” como democrático en el contexto de la confrontación partidaria.

– Sabe que la representación política es un grave problema de la democracia liberal, que sus representantes pueden traicionarlo y, de hecho, lo hacen muchas veces. Por eso, tiene que aprender a “incidir” sobre ellos de distintas formas, donde las movilizaciones y manifestaciones son las más importantes. Asimismo, debe aprender a “demandarles” y a “controlarlos” de distintas maneras.

– Sabe que para “incidir” y “controlar” a sus representantes, debe poseer conocimientos y competencias, que el sistema no le va a brindar, por lo que deberá adquirirlas en el seno de un pueblo preparado y organizado para desarrollarlas desde sí mismo.

– Sabe que como ciudadano politizado tiene una “doble responsabilidad”, por un lado, luchar por el poder real en manos de la oligarquía y por el otro, incidir, controlar y apoyar a sus representantes sobre todo cuando se trata de gobiernos de sesgo nacional y popular, porque con gobiernos de la derecha neoliberal no se siente representado, ya que forman parte del poder real.

– Sabe que, como la política se rige por las “lógicas del poder y la posibilidad”, sus decisiones políticas deben ser estratégicas, por lo tanto, entre las competencias que debe poseer la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, está la de saber aplicar una “ética de la responsabilidad”. La ética de la responsabilidad se opone a la de los principios, porque en la primera, a diferencia de la segunda, se obra tomando en cuenta las consecuencias de las acciones. Por ejemplo, ante los errores cometidos (ningún gobierno está libre de cometerlos) no es conveniente exacerbar la crítica hacia los gobiernos de sesgo nacional y popular, ya que sería, como dice el refrán popular, “darle de comer al chancho”. Debido a su habitual comportamiento manipulador, al bloque de poder oligárquico no se le puede dar ninguna ventaja. La crítica, que es fundamental que la hagamos, siempre debe ser constructiva e interna.

– Sabe que sin un pueblo empoderado y, por lo tanto, formado políticamente, organizado y movilizado, será imposible enfrentar el enorme poder de la oligarquía.

El ciudadano politizado, 1 de abril de 2024.

Bibliografía de referencia:

Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina.

  1. El “constructivismo dialógico” es un enfoque pedagógico que se sostiene en: 1) La premisa del constructivismo pedagógico que dice: “Los conocimientos no se transmiten, sino que se construyen” y 2) Los fundamentos del “diálogo”, que son profundamente democráticos. Nosotros no transmitimos conocimientos, porque no es posible hacerlo, sino que ayudamos a que nuestros interlocutores aprendan a construirlos desde sí mismos. Esto no quiere decir que nosotros no tengamos un posicionamiento político e, incluso partidario. En principio, en nuestra teoría mostramos con claridad que es “imposible” ser a-políticos y, por otro lado, todo nuestro discurso y contenidos los desarrollamos desde nuestro posicionamiento como “ciudadanos politizados”, no partidizados.
  2. Sergio Rodríguez (“Sergio en la calle”, como comunicador popular) viene realizando entrevistas a diferentes ciudadanos y ciudadanas que encuentra en las calles de CABA y el AMBA, lo que nos proporciona un base de fundamentación empírica de enorme valor.
  3. Una forma de hacerlo es analizar los currículos y libros de texto de las asignaturas en las escuelas primerias y secundarias. En dicho análisis van a poder comprobar que en ellos no se promueve el pensamiento crítico y la cuestión del poder económico y político tampoco aparece. En definitiva, los contenidos, esterilizados, no desafían en absoluto el pensamiento de los alumnos.
  4. Lens; José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina. Ver “Ciclos de alternancia perversa de los gobiernos, página 247.
  5. No nos referimos a los gobiernos de la derecha neoliberal, porque ya sabemos que sus principales objetivos son engañar, manipular y despolitizar a la población.
  6. Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina. Ver: Categorías de análisis y contextos, página 244.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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