Librar la batalla cultural
Librar la batalla cultural
Estamos viviendo una época de avance de fuerzas dominantes que buscan conservar un mundo en el que la desigualdad y la justicia sociales van en aumento. Quienes tienen el poder material es natural que sean quienes imponen las condiciones y realidad de la cultura dominante. Se trata de la cultura del neoliberalismo, impuesta a partir de un inédito monopolio mediático a nivel global, cuyo principal objetivo es legitimar el sistema en las poblaciones de las democracias liberales, que son mayoría en el mundo. Si la democracia es el poder del pueblo, no cabe duda, entonces, que neoliberalismo y democracia son incompatibles.
La educación siempre estuvo en manos de los sectores dominantes. La escuela, por ejemplo, como hija del liberalismo, reprodujo y lo sigue haciendo, los valores e intereses de los sectores dominantes, mientras que los medios, que comenzaron su historia como cuarto poder, frente a los tres poderes de gobierno, hoy son un elemento clave de la dominación impuesta por el orden neoliberal establecido. En esta circunstancia, no tenemos duda de que la educación y formación de las poblaciones es “heterónoma”. Es la educación y la formación de los sectores dominantes “para” los pueblos. Frente a esta historia y presente de educación “heterónoma, nosotros pensamos, bajo el anuncio liberador de Paulo Freire, que es hora de comenzar a practicar una “educación autónoma”, donde el pueblo es quien educa al pueblo.
Si la educación y formación de la población siguen siendo heterónomas, la posibilidad de una democracia entendida como el poder del pueblo, no será una utopía que nos impulse, sino una quimera inalcanzable. La raíz del problema, por supuesto, es eminentemente política, pero la educación es un factor interviniente imprescindible para librar la batalla cultural, que es un tema ineludible en la lucha contra el orden neoliberal impuesto.